La bicicleta: cómo atarla y tipos de cierre de seguridad
La bicicleta se está convirtiendo en un medio de locomoción más que habitual en las ciudades. Elemento común en la mayoría de urbes europeas, en España hace poco que ha comenzado a implantarse como una alternativa al coche y al transporte público. Contamina menos, es (bastante) más barato y se hace ejercicio. A la vez, también es un elemento fácil de sustraer y debemos tener cuidado a la hora de atarla y asegurarla para no encontrarnos con una desagradable sorpresa. Se calcula que al 15% de los usuarios de bicicleta les ha sido sustraída alguna vez. En ocasiones, es imposible evitar el robo, pero conviene poner el máximo de nuestra parte a la hora de dejar la bicicleta en la calle para que no nos la quiten. Hay que buscar un elemento fijo al que atarla y asegurar bien ruedas y sillín. Además, es recomendable llevarse los accesorios de la bici con nosotros. No dejar a la vista el velocímetro, el GPS o las herramientas.
Tipos de cierre de seguridad A la hora de proteger nuestra bicicleta de un posible robo, lo principal es atar bien el cuadro para proteger el 'cuerpo' de nuestro vehículo. Para ello existe una gran variedad de elementos. La clásica cadena con candado puede servirnos como anclaje. Sin embargo, una cizalla puede fácilmente deshacerse de este cierre. Para que nos aporte la seguridad necesaria, la cadena debe estar formada por eslabones de un grosor superior a los 13 milímetros y hechos de acero de calidad. El problema es que este tipo de cadenas pesan bastante y llevarlos encima supone un peso muerto evitable. Los cables de acero son otro elemento con el que podemos proteger nuestra bici. Son bastante más ligeros que las cadenas y, en ocasiones, pueden llegar a ser más resistentes. Sin embargo, su uso sólo es aconsejable cuando podamos tener nuestra bicicleta a la vista, ya que con un poco de tiempo pueden ser fácilmente forzados. Es aconsejable, en cualquier caso, que comprobemos que el cable sea de acero de buena calidad y que su grosor no sea inferior a 25 milímetros. Luego tenemos la clásica pitón. Su flexibilidad la convierten en un sistema fácilmente adaptable a cualquier entorno. Su grosor mínimo es aconsejable que sea de, al menos, 25 milímetros. Tampoco es la medida más recomendable ya que, pese a la sensación de seguridad que dan, se pueden romper sin demasiados contratiempos.
 
El cierre en U y la seguridad en sillín y ruedas. El sistema antirrobo más seguro es la horquilla. También conocido como cerrojo en U o en D, si es de mala calidad ofrecerá menos garantías que los anteriores. Sin embargo, si está fabricado con buenos materiales y su cerrojo está bien diseñado, son el mejor elemento para evitar el robo de nuestra bicicleta. Su gran inconveniente es la rigidez, lo que impide atar la bici a según qué elementos.
Para sillín y ruedas es recomendable sustituir los bujes y el cierre del sillín por tuercas u otros elementos que dificulten su robo. En el mercado hay todo tipo de cierres de seguridad para estas partes de la bicicleta. Los más aconsejables son aquellos que requieren de una llave o una clave para ser abiertos, de nuevo prestando atención a la calidad de cierres y materiales. Y, siempre, debemos asegurar ambas ruedas.
En cualquier caso, hay que fijarse en la evaluación de cada sistema. Muchos fabricantes ofrecen una escala de fiabilidad de sus productos que nos puede orientar hacia lo que buscamos. Cada país suele tener su propia medida de categorización de elementos antirrobo, pero la más reconocida es la holandesa ART, que evalúa entre ninguna y tres estrellas, siendo la calificación de una estrella suficiente para el nivel de seguridad requerido por la mayoría de usuarios.

Precauciones a la hora de atar una bicicleta Cuando aseguramos nuestra bicicleta, más allá de la calidad de los cierres y sistemas de seguridad, habremos de tener en cuenta otras medidas que ayuden a proteger nuestro vehículo. Lo más importante para todos los ciclistas urbanos es que la policía tenga consciencia del problema que representa el robo de bicicletas. Por este motivo, no debemos rehuir la denuncia del robo de las mismas. Cuantas más denuncias haya, más interés pondrá la policía en evitarlos. Conviene atar nuestro vehículo en un lugar público concurrido, en el que le resulte difícil al posible ladrón pasar desapercibido. Es importante tener en cuenta la posición de nuestro sistema antirrobo, pues debemos poner todas las dificultades que podamos para evitar que sea forzado, como alejarlo lo más posible del suelo y enfrentar la cerradura a la pared, lo que hará más incómoda la manipulación. Además, buscar un lugar de anclaje fiable aumentará las posibilidades de que volvamos a casa sobre dos ruedas.
En conclusión, aunque sólo sea por el trastorno que supone su robo, debemos proteger con la mayor calidad y eficiencia posible nuestra bicicleta. Gastarnos un poco más de dinero en un buen sistema antirrobo nos puede evitar un buen disgusto, amén de el gasto que supone reemplazar el vehículo.
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nº 1 escrito por: Anónimo el 23/07/2012 21:38