Las cinco clásicas: La esencia del ciclismo
Fecha: 28/08/2009
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La mayoría de los aficionados al ciclismo, cada verano, se sientan delante del televisor para seguir las conocidas como las tres grandes: Giro, Tour y Vuelta. Sin embargo, existen cinco carreras de un día que destilan ese aroma de los viejos campeones. Encuadradas dentro del UCI Pro Tour, son cinco pruebas que ponen al límite el aguante físico y psicológico de los ciclistas y que, en el circuito profesional, tienen casi tanta repercusión como las carreras de tres semanas.
Liège-Bastogne-Liège: La decana O 'La doyenne' en francés. Es la más antigua de las cinco, y tiene lugar en la región de las Ardenas, en Bélgica, durante el último domingo del mes de abril. Este emplazamiento en el calendario hacen que los 260 kilómetros de recorrido se vean severamente dificultados por las inclemencias meteorológicas.
Y sino que se lo pregunten a Bernanrd Hinault, que fue el vencedor de la edición de 1980, conocida como 'Niege-Bastogne-Niege' debido a la nieve que cayó durante la carrera. Desde su primera edición, en 1892, el corredor más laureado ha sido el gran Eddy Merckx, con cinco victorias.
París-Roubaix: La última locura La más dura de todas las clásicas y, probablemente, de todas las carreras profesionales. Se disputa desde 1896, el segundo domingo de abril, lo cual justifica la frase del ciclista irlandés de los 80, Sean Kelly: “Una París-Roubaix sin lluvia no es una París-Roubaix”. Pero no sólo es la lluvia el peor de los enemigos de los ciclistas.
Trescientos kilómetros separan París de Roubaix. Trecientos kilómetros salpicados por más de 30 tramos adoquinados que suman un total de unos 50 kilómetros. Tramos que no destacan por su buen estado de conservación, y que provocan numerosas caídas. Postal común al final de la carrera, en el velódromo que sirve de meta, es la imagen de los ciclistas cubiertos por una mezcla de sangre, barro y orgullo.
Giro de Lombardía: La clásica de las hojas muertas Se disputa en otoño en la región, del norte de Italia, de Lombardía, desde 1905. Recorriendo la zona alpina y los alrededores de Milán, ha sido casi siempre una carrera dominada por ciclistas locales. Lo más representativo del Giro de Lombardía es, sin duda, la dura ascensión a la cota de Madonna del Ghisallo.
Milán-San Remo: La Classicissima Disputada a finales de marzo, desde 1907, recorre 290 kilómetros desde la fría salida en Milán hasta la costera y soleada San Remo, situada en el golfo de Génova. En Italia, es considerada como la carrera más importante de un día, y sus últimos kilómetros a lo largo de la riviera ligure muestran uno de los paisajes más bellos de los que se pueden disfrutar en el ciclismo profesional. De nuevo, el belga Eddy Merckx, con 7 victorias, lidera la clasificación histórica.
Tour de Flandes: Los muros Es la que da comienzo al mes de las clásicas. Se disputa el primer domingo de abril por 260 kilómetros de tierras belgas, y su gran número de subidas duras y cortas (unas 18) reciben el nombre de muros. De entre esos 'muros', cabe destacar el adoquinado tramo de Koppenberg, el más duro de la carrera. Celebrada por primera vez en 1913 es la única de las cinco clásicas que no cesó su actividad durante la Segunda Guerra Mundial.
Cinco carreras que no dejan lugar al respiro. Cinco días de lucha encarnizada. Cinco batallas a cara de perro sin concesiones. Cinco trazados que destilan un aroma a ciclismo clásico que no tienen, siquiera, las tres Vueltas grandes. Cinco días en los que se entiende en que consiste esto del ciclismo.
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nº 1 escrito por: Anónimo el 10/12/2011 18:15